Cualquiera que sea la composición del barniz acuoso, así como el tipo de aplicación o su proceso de curado (ambiente o forzado), convienen tenerse en cuenta una serie de precauciones de cara a la consecución de los resultados deseados. A continuación exponemos las más reseñables:
A ser posible, la temperatura media del local, donde se vaya a tener el barniz acuoso debe estar comprendida entre los 10 y los 35ºC. Conviene proteger este tipo de productos tanto de las heladas, como de las altas temperaturas
Utensilios de aplicación: Todo tipo de pistolas con sus bombas de alimentación, cortinas de labios y de rebosadero con sus depósitos y sus bombas, depósitos en general, brochas, etc, deben de ser de acero inoxidable o de algún tipo de plástico resistente, capaces de aguantar la corrosión.
Aplicación: Puede realizarse por cualquiera de los procedimientos habituales (todo tipo de pistolas, cortina, rodillos, inmersión, brocha, etc), sobre madera maciza, o madera aplacada sobre aglomerado de viruta o tipos MDF. Tanto el lugar de la aplicación como la zona de evaporación, han de estar convenientemente ventilados, con el objeto de que no se produzca una sobresaturación de agua, que dé lugar a un posterior retraso en el secado del barniz. Otro parámetro muy importante a tener en cuenta durante la aplicación de barnices en base acuosa, es la humedad relativa del aire, la cual no debe exceder del 60-65%. Se recomienda que tanto el soporte como el barniz, estén atemperados en torno a los 20ºC. Disponer de medidores de temperatura (termómetros), y de medidores de humedad (higrómetros), ayudarán a mantener unas condiciones ambientales lo más estables posibles. Condiciones inadecuadas de aplicación (frío, exceso de humedad, etc.), pueden influir negativamente en las propiedades finales del producto (pérdida de resistencias físicas, químicas y mecánicas).
Preparación del soporte: Las superficies deben estar limpias, secas, y exentas de cualquier impureza, al objeto de facilitar una buena penetración del barniz en el sustrato. No aplicar sobre maderas que contengan más de un 15% de humedad. Dada la gran afinidad que posee la celulosa de la madera por el agua, y a fin de evitar un excesivo levantamiento de la pincha de la madera, recomendamos lijar ésta inmediatamente antes de proceder a su barnizado.
Limpieza de utensilios: Ha de realizarse primeramente con agua (a ser posible caliente). Depósitos de alimentación, mangueras, pistolas, cabezales de cortina, rodillos, brochas, y cualquier recipiente en general, han de limpiarse con agua en una primera fase. Dependiendo de los equipos y de sus características, se procederá a recircular aquélla, hasta conseguir eliminar los restos del barniz que se estuvo aplicando. Acto seguido se recomienda recircular un disolvente enérgico de tipo cetónico (acetona por ejemplo), no sólo para completar la limpieza, sino para facilitar la posible utilización a posteriori de barnices en base solvente, y que normalmente serán incompatibles con los barnices en base acuosa que nos ocupan.
Dejar en agua aquéllas piezas – por ejemplo boquillas de las pistolas -, que no se oxiden, pero utilizar disolventes si existiera peligro de corrosión.
Ventajas: El simple hecho de ser barnices en base acuosa, y contener agua básicamente como disolvente más influyente, aporta notables ventajas tales como su inflamabilidad y su atoxicidad. Sin embargo su margen de aplicación se ve restringido a los condicionamientos expuestos más arriba, así como a la necesidad de tener que evaporar el agua en lugar de los disolventes orgánicos que contienen los barnices en base solvente comúnmente utilizados a día de hoy.